miércoles, 22 de abril de 2015

SE TRANSMITEN REPETICIONES DE EL OTRO ESPECTADOR EN RADIO COMEROISE





















































































































































Debido a la aceptación del público al programa de radio comeroise EL OTRO ESPECTADOR  es por lo que la RADIODIFUSORA ha determinado continuar con las retransmisiones de esta emisión que TRANSMITIERAN  en vivo, las brillantes cantantes y comunicadoras Angeles Rubio y Miriam Yedid Montesinos junto con el periodista José Angel Martínez Jiménez al lado de importantes invitados, en la serie que  llegó a poco más de un año. Más en www.somoselespectador.blogspot.com 





domingo, 12 de abril de 2015

LA MAS BELLA DIANA



















































Bellamente fitness así es Diana Iturbe cuya majestuosidad es digna de hacerle un monumento, con una belleza que nos flecha.


A CUBA LE GANA SU HISTORIA






















































La historia, a veces, se detiene en una fotografía. El tiempo queda atrapado en ella y aflora el espíritu de una época. Ocurre en pocas ocasiones, y la Cumbre de las Américas ha sido una de ellas. Por primera vez en más de cincuenta años, un presidente de Estados Unidos y otro de Cuba hablaron cara a cara en una reunión. El encuentro en Panamá entre Barack Obama y Raúl Castro, dos mitos políticos en el crepúsculo de sus carreras, marca el fin de una época y trasciende los límites estrechos y formales de la cumbre. Con la imagen del apretón de manos, el siglo XX americano muere finalmente y se abre una nueva etapa. Un periodo largo e incierto frente al que el presidente de la nación más poderosa del mundo ofreció a sus homólogos continentales un nuevo orden, lejos “de las ideologías del pasado”. “Nuestras naciones deben liberarse de los viejos argumentos, debemos compartir la responsabilidad del futuro. Este cambio es un punto de inflexión para toda la región”, afirmó Obama.Su discurso planteó una agenda práctica, basada en el desarrollo de la energía y la lucha contra la pobreza, pero también en el reconocimiento de los capítulos oscuros de la historia de Estados Unidos en la relación con sus vecinos. “Es la primera vez en medio siglo que se han reunido todas las naciones americanas. Seguirá habiendo diferencias significativas, pero no estamos atrapados en la ideología, sino interesados en el progreso”, remachó.La respuesta de Raúl Castro procedió de otro universo, posiblemente de otro siglo. El viejo revolucionario rompió todos los moldes del protocolo, se excedió con largueza en el tiempo (“por las veces que no me dejaron hablar”) y defendió su causa con pasión, golpeando la mesa, soltando los papeles del discurso, mirando desafiante al plenario. Raúl fue un Castro. Entonó un canto a la “lucha contra la opresión”. Desde la bota colonial hasta el golpe contra Chávez pasaron por su discurso. Hubo momentos en que sus palabras fueron un puro recordatorio personal, sobre todo al tratar la fallida invasión de Bahía Cochinos (“sabíamos tirar, pero no hacia dónde”) o el truncado mensaje de John F. Kennedy para iniciar un diálogo con Cuba. Situado en los antípodas del pragmatismo de Obama, el líder cubano defendió con uñas y dientes su ideología. “Hay que seguir luchando, seguir perfeccionando el socialismo”, afirmó. Pero detrás de ese enroque discursivo lanzó con maestría el mensaje clave, aquel que ha dado sentido a la cumbre y, más allá, a la nueva política estadounidense: "Obama es un hombre honesto (...) Hay que apoyarle en su intención de liquidar bloqueo”, sentenció Castro, exonerando al presidente estadounidense del historial “imperialista” y confirmando que una nueva era ha echado a andar.No serán tiempos fáciles. Para los países emergentes este ciclo nace bajo el signo de la crisis. Agotado el modelo que encendió los motores económicos de Latinoamérica, el desaliento se expande por sus capitales. Argentina y Venezuela se hunden en la recesión, Brasil ha entrado en pánico, y México es aún incapaz de superar su anemia crónica. Sobre este horizonte, oscurecido por la caída del precio del petróleo, Obama ha planteado una política basada en el acercamiento y, lo que es más importante, en la enorme capacidad de Estados Unidos, resurgida de una larga hibernación, para detonar la economía del área. El momento no puede ser mejor para la potencia norteamericana. No sólo el sur necesita más que nunca su apoyo, sino que China, su rival planetario y protagonista en los últimos años de una descarada penetración en su tradicional zona de influencia, ha bajado el ritmo y da muestras de fatiga. El presidente estadounidense, posiblemente con la vista puesta en su entrada en la historia, no ha dejado escapar la oportunidad.En el centro de la jugada se ha situado Cuba. Washington ha dejado atrás la política del aislamiento y ha empezado a desandar décadas de distancia. Pero más allá, la Casa Blanca ha expandido el mensaje de que un nuevo orden latinoamericano es posible. Para ello ha movido sus fichas entre bambalinas, evitando la ostentación gestual. El mismo encuentro con Castro ha estado presidido por la sequedad. “Los abrazos se dan, en todo caso, por teléfono. Hacerlo en la calle y mostrar una efusividad excesiva”, apunta un presidente latinoamericano a este periódico, “no sólo es desconocer la distancia que aún les separa, sino abrir una fractura innecesaria entre sus bases más militantes”.En este juego oculto, la cumbre representa un episodio, importante y sonoro, pero que no deja de ser una parada más en el trayecto. “Esas dinámicas requerirán plazos más largos, después de 50 años de enfrentamiento, no se van a resolver tan rápidamente”, señala otro dirigente latinoamericano.