martes, 1 de marzo de 2016

Louise Brooks para dejarnos mudos


























Con la llegada del cine sonoro, Louise se negó a dejar el cine mudo. Así que decidió marchar a Alemania donde rodó varias películas mudas a las órdenes del director expresionista Georg Wilhelm Pabst. Su mayor éxito fue La Caja de Pandora, estrenada en 1928. Con su papel de la vampiresa Lulú se convertía en un mito aunque también provocó un gran escándalo por su contenido sexual. Aunque, a pesar del revuelo provocado por esta y otras películas de Pabst, el cine sonoro eclipsó por completo las pocas películas mudas que aun se resistían.

Cuando Louise Brooks volvió a Hollywood, ya nada volvió a ser como antes. Después de actuar en algunos títulos sin importancia, en 1938, con un western al lado de Jonh Wayne, se despedía definitivamente de la gran pantalla.

Actriz de culto
Retirada del cine y divorciada por dos veces, una del director A. Edward Sutherland, con el que se había casado en 1926 y otra del bailarín Deering Davis, con el que se casó en 1933, Louise intentó abrir sin éxito una escuela de baile y llegó a escribir una autobiografía.

Años después, cuando parecía que había sido olvidada por el mundo, unos historiadores del cine franceses redescubrieron su carrera en el cine mudo. Una retrospectiva de su filmografía en la Filmoteca Francesa reavivó su imagen y animó a otros cineastas a organizar retrospectivas en los Estados Unidos, lo que le valió la posibilidad de dedicarse durante unos años a escribir sobre la época del cine mudo, convertida en actriz de culto.

En 1965 su imagen fue incluso utilizada por el dibujante italiano Guido Crepax para crear el cómic Valentina.

Los últimos años de su vida los pasó sola y sufriendo constantes problemas con el alcohol, dependencia que había arrastrado toda su vida. Fallecía el 8 de agosto de 1985 de un ataque al corazón.