Desde las radios mineras de
Bolivia, hasta la radio educativa Sutatenza en Colombia, pasando por la famosa
Radio Favela en Belo Horizonte, Brasil. Todas ellas lucharon desde las ondas
electromagnéticas para dar un micrófono a quienes no tenían medios de
comunicación para hablar.
Estas
radios comunitarias, educativas o alternativas nacieron con el objetivo de
democratizar la palabra, la comunicación.
Las
frecuencias de radio y televisión han estado monopolizadas por los medios
comerciales que, además, las conseguían como favores políticos o comprándolas
en irregulares e injustas subastas donde no podían entrar a competir pequeños
medios financiados por rifas o aportes solidarios de los vecinos y vecinas de
una comunidad.
Hoy en
día, aunque la realidad no es muy diferente, hay cambios significativos. Países
como Uruguay o Argentina recogen en sus leyes la reserva de frecuencias del espectro
para medios comunitarios. En Bolivia y Ecuador, sus leyes de comunicación
reparten las ondas de radio y televisión en 33% para los privados, otro 33%
para los medios públicos y el 34% para medios comunitarios. Venezuela y
Colombia también tienen legislaciones que facilitan el acceso de medios
ciudadanos y comunitarios a las frecuencias radioeléctricas.
El
problema es que las radios y televisoras como hoy las conocemos tienen sus días
contados. Aunque la FM y la AM tardarán en desaparecer, la tendencia es que
todo migre a Internet, más tarde o más temprano, dependiendo de las regiones y
los países.
También
las radios comunitarias tendrán que ir adaptando sus programaciones a una nueva
realidad tecnológica.
Y si el
espectro radioeléctrico del futuro será Internet, ¿no tendría sentido que, al
igual que las radios comunitarias lucharon siempre por la libertad de las
frecuencias, sean ahora precursoras de un red libre y promuevan el uso de las
Tecnologías Libres de Información y Comunicación (TLIC)?
Estas
radios se han hermanado e identificado con todas las luchas contra la
desigualdad y la injusticia libradas en estos últimos años. Han abrazado las
causas campesinas contra los transgénicos y los tratados de libre comercio, han
defendido el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia y a decidir
sobre su cuerpo, han dado cobertura a las manifestaciones antiminería y han
participado de las movilizaciones contra las políticas antimigrantes. Ya es
hora de asumir también la causa de las Tecnologías Libres, porque será la única
forma de tener medios realmente libres en el futuro.
Las
radios comunitarias, como precursoras de la democratización de la comunicación,
deben incluir la tecnología entre sus reivindicaciones. Pese a la aceptación
generalizada de que la libertad domina la Red, no estamos lejos de que nuevas
restricciones y monopolios la controlen, como ahora controlan el espacio
radioeléctrico.
La
demanda de liberar las tecnologías no la tienen que emprender los tecnólogos o
los políticos, sino sus usuarios y usuarias. Enarbolar en la actualidad la
bandera de la democratización de la palabra es levantarse y promover el uso de
Tecnologías Libres de Información y Comunicación, sin que eso signifique perder
de vista las tradicionales reivindicaciones por las frecuencias radioeléctricas
analógicas y digitales.
Durante varias ETAPAS de mi
vida he participado en la radio por AM y FM, ahora he tenido ofertas para que
sea por INTERNET y es probar otra alternativa.MAS EN www.somoselespectador.blogspot.com