miércoles, 2 de abril de 2014

JOSE ANGEL MARTINEZ PARA LOS QUE AMAMOS LA RADIO









Desde las radios mineras de Bolivia, hasta la radio educativa Sutatenza en Colombia, pasando por la famosa Radio Favela en Belo Horizonte, Brasil. Todas ellas lucharon desde las ondas electromagnéticas para dar un micrófono a quienes no tenían medios de comunicación para hablar.
Estas radios comunitarias, educativas o alternativas nacieron con el objetivo de democratizar la palabra, la comunicación.
Las frecuencias de radio y televisión han estado monopolizadas por los medios comerciales que, además, las conseguían como favores políticos o comprándolas en irregulares e injustas subastas donde no podían entrar a competir pequeños medios financiados por rifas o aportes solidarios de los vecinos y vecinas de una comunidad.
Hoy en día, aunque la realidad no es muy diferente, hay cambios significativos. Países como Uruguay o Argentina recogen en sus leyes la reserva de frecuencias del espectro para medios comunitarios. En Bolivia y Ecuador, sus leyes de comunicación reparten las ondas de radio y televisión en 33% para los privados, otro 33% para los medios públicos y el 34% para medios comunitarios. Venezuela y Colombia también tienen legislaciones que facilitan el acceso de medios ciudadanos y comunitarios a las frecuencias radioeléctricas.
El problema es que las radios y televisoras como hoy las conocemos tienen sus días contados. Aunque la FM y la AM tardarán en desaparecer, la tendencia es que todo migre a Internet, más tarde o más temprano, dependiendo de las regiones y los países.
También las radios comunitarias tendrán que ir adaptando sus programaciones a una nueva realidad tecnológica.
Y si el espectro radioeléctrico del futuro será Internet, ¿no tendría sentido que, al igual que las radios comunitarias lucharon siempre por la libertad de las frecuencias, sean ahora precursoras de un red libre y promuevan el uso de las Tecnologías Libres de Información y Comunicación (TLIC)?
Estas radios se han hermanado e identificado con todas las luchas contra la desigualdad y la injusticia libradas en estos últimos años. Han abrazado las causas campesinas contra los transgénicos y los tratados de libre comercio, han defendido el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia y a decidir sobre su cuerpo, han dado cobertura a las manifestaciones antiminería y han participado de las movilizaciones contra las políticas antimigrantes. Ya es hora de asumir también la causa de las Tecnologías Libres, porque será la única forma de tener medios realmente libres en el futuro.
Las radios comunitarias, como precursoras de la democratización de la comunicación, deben incluir la tecnología entre sus reivindicaciones. Pese a la aceptación generalizada de que la libertad domina la Red, no estamos lejos de que nuevas restricciones y monopolios la controlen, como ahora controlan el espacio radioeléctrico.
La demanda de liberar las tecnologías no la tienen que emprender los tecnólogos o los políticos, sino sus usuarios y usuarias. Enarbolar en la actualidad la bandera de la democratización de la palabra es levantarse y promover el uso de Tecnologías Libres de Información y Comunicación, sin que eso signifique perder de vista las tradicionales reivindicaciones por las frecuencias radioeléctricas analógicas y digitales.

Durante varias ETAPAS de mi vida he participado en la radio por AM y FM, ahora he tenido ofertas para que sea por INTERNET y es probar otra alternativa.MAS EN www.somoselespectador.blogspot.com