Argentina necesitó de una genialidad de Lionel
Messi en los
descuentos y de las atajadas providenciales de Sergio Romero para superar el
sábado 1-0 a Irán y clasificarse a los octavos
de final de la Copa del Mundo.
Cuando parecía que Irán le arrancaría un empate a la
selección argentina, el genio del Barcelona desenfundó su zurda magistral y
venció al portero Alireza Haghighi con un remate con comba desde afuera del
área que se metió por un rincón del arco.
Argentina quedó como líder del Grupo F con seis puntos, aunque genera
más dudas que certezas después de dos partidos decepcionantes frente a
Bosnia-Herzegovina (2-1) e Irán.
El gol de Messi hubiese sido inservible de no ser por
Romero, figura de la Albiceleste al atajar tres pelotas de gol.
"Chiquito" Romero salvó a los argentinos de un
papelón aún mayor ante un Irán rústico pero entusiasta y que sorprendió con su
contragolpe. Argentina apenas inquietó pero no lastimó.
Pese a que manejó la pelota e intentó por todo el frente
de ataque, incluso bien abierto por las puntas, Argentina no pudo quebrar la
muralla que levantó Irán delante de Haghighi, cuya jugada más destacada fue
pasado el cuarto de hora cuando desvío con un manotazo una pelota en comba de
Sergio Agüero.
Esa acción, más un cabezazo apenas alto de Marco Rojo y
un tiro libre de Messi que corrió la misma suerte, fueron uno de los pocos
telegramas de gol que enviaron los argentinos, que incluso se salvaron un par
de veces de ir a buscar la pelota adentro.
Poco, muy poco para un equipo que atesora a "Los
Cuatro fantásticos", como bautizó la prensa argentina a
Messi-Agüero-Gonzalo Higuaín y Angel Di María y que volvieron a jugar juntos
por un pedido de la "Pulga" del Barcelona, ya que en el triunfo el
domingo ante Bosnia el técnico Alejandro Sabella plantó de entrada a otro
equipo sin Higuaín ni Fernando Gago.
Con más voluntad y entusiasmo que otra cosa, Irán salió a
defenderse con la rudimentaria técnica de despejar como sea, tal como lo hizo
atrás Amihossein Sadeghi sacando todas por arriba y por abajo. Pero en los
albores del partido le dio un susto a los argentinos cuando con muy poco casi
hace mucho con centro de Ashnkan Dejagah, que sin marca alguna fue cabeceado
sin fuerza por Jalal Hosseini y la pelota se fue afuera.
Y ni que hablar de la atajada de Romero al despuntar el
complemento cuando le atragantó el grito de gol a los iraníes al taparle un
mano a mano a Reza Ghoochannejad, quien luego se quedó unos segundos agazapado
en el piso, lamentando su mala suerte, o más bien mala puntería.
Messi, sin ninguna marca pegajosa y controlado en zona,
casi nunca pudo ganar en la individual y apenas ensayó alguna de sus
electrizantes corridas a los 59 minutos cuando culminó la acción con un disparo
rasante que se fue acariciando un palo.
"¡Olé, Olé, Olé, Messi, Messi!", cantaron
entonces a coro millares de argentinos en las tribunas del estadio Mineirao, en
un intento por motivar al jugador que en general jugó volcado a la derecha,
pero sin tener una clara conexión con Agüero, Higüaín y Di María.
Pero tranquilos, fantásticos, que atrás está Romero.
De no haber sido por el portero suplente del Mónaco, el
mediodía en Brasil se pudo haber convertido para Irán en un hermoso atardecer:
corrían 67 minutos cuando Pejman Montazeri levantó un centro que cabeceó Ashkan
Dejagah y el arquero argentino desvió la pelota en otra notable atajada.
Argentina cierra la primera ronda el miércoles ante Nigeria en
Porto Alegre.