La sensualidad de Merle Uribe en los años ochentas era
incontenible, y se volvió en la diosa de la década, su presencia era insistente
en el mundo nocturno de México, en una ciudad que no dormía ante los nutridos espectáculos nocturnos y en
donde la rubia vedette, impresionaba en su caminar. La actriz no niega que era
generosa al entregarse al sexo y que su sensualidad era incontenible misma que
proyectó en cine ante historias pícaras y llenas de deseo. Actualmente la dama
de la sensualidad ha sido requerida nuevamente en cine, pero la escultural
estrella ha preferido esperar y cumplir con su vocación en defensa de los
animales. Sus curvilíneas intactas, despiertan los anhelos de verla lo más
pronto posible en la pantalla grande, ya que sus virtides actorales la separan de las vedettes que han quedado, solamente en el rincón del recuerdo.Más en www.somoselespectador.blogspot.com