En numerosas tribus indígenas de África, el arraigo de la tradición artística autóctona ha permitido el mantenimiento de diversas manifestaciones estéticas hasta épocas relativamente recientes. De hecho, es precisamente a partir de principios del siglo XX cuando este arte comienza a ser apreciado en Occidente, primero por los representantes de la vanguardia y después por museos y público en general. Hay grandes diferencias estilísticas de unas zonas a otras, encontramos desde figuras y máscaras esquemáticas a piezas muy naturalistas. Aunque casi todas tienen en común la simetría, el darle mas importancia a la cabeza y torso y mucho menos a las piernas, que se suelen representar cortas y con menos detalle que el resto de las partes del cuerpo.
Asociado a las distintas culturas africanas ha surgido un arte generalmente unido a los rituales mágico-religiosos de las distintas creencias animistas. Éste arte se ha desarrollado desde la prehistoria. En el arte africano destacan las realizaciones en madera, tanto por su número como por su calidad, aunque hay esculturas más antiguas en terracota (Nok S. V AC) y bronces de Benín (S. XIII), en la actual Nigeria.
En estas sociedades, con economías basadas en la agricultura, ganadería y pesca, los rituales más importantes son los que más obras artísticas han producido, estando relacionados con la fecundidad humana y por extensión la del ganado y los campos.
Todos estos pueblos tienen numerosas esculturas de maternidades, parejas y diferentes amuletos destinados a propiciar la fertilidad.
La muerte es otro ritual que genera una gran producción de objetos artísticos. Se piensa que, de algún modo, los muertos siguen presentes en el mundo de los vivos y con capacidad de influenciar en sus vidas. Por lo que hay que complacer a los difuntos, propiciando rituales y objetos escultóricos.
El fetichero o Nganga es a la vez médico, psicólogo y guía espiritual. Dentro de las prescripciones puede incluir el encargo de la realización de una escultura a la que inducirá los poderes curativos concretos.
Las otras grandes demandantes de arte africano son las sociedades de máscaras, buena parte de ellas son secretas y casi todas masculinas. Junto a estas sociedades, los grandes y pequeños imperios africanos han generado también multitud de objetos de prestigio, esculturas, asientos reales, bastones de mando, tejidos, etc., destinados a exaltar el poder de sus propietarios. MAS EN www.somoselespectador.blogspot.com