sábado, 10 de octubre de 2020

EL BURRO QUE TOCO LA FLAUTA Josè Angel Martìnez

 








ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- La credibilidad es el resultado de diferentes experiencias, en donde una conducta que en principio puede parecer dudosa, después obtiene sentencia certera  a su favor y confiable. La firmeza verdadera con la que cuenta el actual presidente de México, le resulta suficiente y bastante para que sus contrarios resistentes con notoria carencia de credibilidad, no puedan derrocarlo, ni confundir a las opiniones que confían en su gobierno, que los corruptos señalan con calificativos que son autodescripciones de quienes los emiten. Así como Ricardo Anaya, en su denigrante campaña electoral, se quitaba la chamarra panista para ponerse la perredista y luego a conveniencia inmoral, volverse a poner la blanquiazul; y que se comportaba como un calcaideas  de López Obrador a quien trató de imitarle sus mañaneras y todo lo que realizaba, ahora de igual manera, los residentes conservadores a privilegios corruptos, le hacen de una y otra forma, pero no le encuentran el modo, para que el lópezobradorismo, no avance en sus cambios políticos y económicos, por lo que "ningún chile les embona"; ya que de depender de ellos, ya hubieran violado el Estado de Derecho como acostumbraban o ya hubieran organizado un magno plantón en Paseo de la Reforma,  que antes tanto criticaban, pero que la justa causa no les alcanza para hacerlo, ni el número de personas con chalecos amarillos, al tratarse  únicamente, de un  reducido grupo de clasistas -venidos a menos-, que con sus carteras rasuradas, imaginan ser valientes confrontadores al gobierno, como en verdad lo fuimos, quienes ahora apoyamos un régimen de transformación. Los resistentes disfrazados de oposición, y que juntos no llenarían las butacas, ni de la zona baja preferente del Estadio Azteca; no les ha funcionado ni los rumores, ni las noticias falsas, ni sus memes dirigidos a los calcamentes sin criterio propio y  con acciones repetitivas por reflejo, ni tampoco les han funcionado, la manipulación empresarial mediante el control informativo. Sus métodos de siempre, les resultan contraproducentes, y más si son encabezados por los Foxs, los Calderón, los Javier Lozano, las Xochitl  Gálvez, las Margaritas, los Miguel Ángel Mancera o el propio Anaya; cuyas medidas de corrupción, rebasan los fraudes del FOBAPROA y de los AFORES,   y que son de mayores dimensiones que el avión presidencial o la Estela de Luz. Mientras tanto, roedores como Meade o Barrales, no salen de sus escondites; por su parte, los Sindicatos, Cámaras, agrupaciones disque empresariales y fundaciones de Damas de la Caridad, se asfixian ante la nueva política de Estado, basada en la justicia social, la honradez y la reparación del daño en proceso, que fue ocasionado por los gobiernos saqueadores anteriores. En plena pandemia, es que los desesperados por el arrebato   de ya no poder realizar sus fraudes,  son los que también están muy preocupados por las próximas elecciones, y no por adoptar medidas políticas y económicas que se deberían accionar ante la emergencia sanitaria que nos embarga; pero prefieren formar estratégias para una guerra política, que al final se les estrellan, ante sus propios actos y hechos que han establecido y que han resultado indignos para el pueblo de México y para el criterio ciudadano que está definido, en aquel concepto, que se denomina: credibilidad.