sábado, 10 de octubre de 2020

EN LAS REDES Josè Angel Martìnez

 









ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- regularmente las tragedias se encargan de marcar épocas, y así como el terremoto ocurrido en México en 1985, revivió a la radio "hablada" que había sido dominada por la radio musical; de la misma manera,  ahora la pandemia del Covid19 en nuestro país, parece comenzar la agonía de la radio y de la televisión en sus actividades potenciales por el predominio del internet, que está dando el tiro de gracia a los medios de comunicación tradicionales, aún con la falta de aparatos receptores prácticos y más económicos para su captación, como lo son un radio o un televisor,  pero que  cada vez más lo son, los teléfonos y algunas computadoras móviles  equivalentes, laptops y  tablets. A diferencia de la radio; el uso del internet no es solamente un medio de comunicación masivo, sino que también se ha convertido en un medio de operación humana indispensable, sin importar la vergonzosa desigualdad social , en donde de 126 millones de habitantes en nuestro país, solamente 74.3 millones tienen acceso a internet, cuando que por conveniencia manipulativa, es que los televisores y los aparatos de  radio, fueron proporcionados con mayor rapidez a la población y muchas veces hasta de forma gratuita o en concursos disfrazados en la programación de los propios medios en cuestión. Los medios convencionales además de estar superados, también han determinado, poco a poco  suicidarse, al buscar una dependencia cada vez mayor del internet y no salvar con originalidad su vida propia, por lo que para el caso de la radio, se ha renunciado irresponsablemente a cumplir con el derecho a la información y de informar, al eliminar espacios noticiosos que deben sujetarse a horarios tradicionales sobre la jornada de cada  día, y al desaparecerlos también, en los días sábados y domingos, incluso por parte de las estaciones, que son manejadas por el Estado, y en donde solamente Grupo Fórmula se ha sostenido con cierta vida informativa,  mezclada con intereses de resistencia políticaempresarial. Por otra parte, se han enmudecido de manera ilegal, frecuencias como Radio Centro, Radio Red, Formato21 y Radio13, y se han producido fusiones e intercambios de otras frecuencias, sin que haya existido el procedimiento que marca la legislación de comunicaciones. También se ha dado por terminada, la armonía que existía entre el micrófono y el teléfono, que hacía que el radioescucha se volviera radioparticipante, y en donde al intervenir solamente el internet, se ha silenciado a las voces que carecen hasta de lo más indispensable, mucho más de la red informática para interactuar. La razón por la cual se ha dejado morir a la radio mexicana, radica  principalmente en la ineficiencia, pero también en la confrontación entre los concesionarios que ya no reciben fuertes cantidades de recursos públicos,  y que están en contra del nuevo gobierno antineoliberalista; situación que ha traído como resultado, la difícil manutención de las estaciones de radio, al ya no contar con  la vocación, ni con ingresos millonarios derivados de acciones de corrupción y pactos que se hacían entre gobernantes pagadores de alabos y de silencios, con periodistas serviles y a modo. Por otra parte, los comunicadores de los medios tradicionales se han tenido que hospedar en los espacios de internet -que al principio tanto criticaban y devaluaban,- ante el desempleo y su escasa  audiencia, como consecuencia de la falta de credibilidad con quienes los escuchaban y quienes se dieron cuenta que  vivían una realidad diferente a la que los "expertos en la comunicación", querían venderles. Televidentes y radioescuchas han tenido que acoplarse a una actividad de comunicación con falta de profesionalismo y preparación por parte de quienes la construyen y exponen,  a base de  una línea divisoria de lo real y de lo irreal, que es casi invisible;  en donde la mayoría de los espectadores se han convertido en una manada incontrolable de pensamientos flojos que están sujetos a imágenes repetitivas  y a palabras limitadas con pobreza en el lenguaje, pero siempre en búsqueda de un concepto definido que ya no le  satisface, ni la radio ni la televisión, pero que hasta ahora, tampoco lo encuentra a plenitud en su atadura mental al internet, al buscar información y  al final resultar informando; ni  para  quien busca entretenimiento, y que termina siendo un bufón público y su propio entretenedor en su enlace por tik tok.