sábado, 10 de octubre de 2020

MALEFICOS SUPERIORES Josè Angel Martìnez

 





ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- Los que están esperando un golpe de Estado en contra del gobierno Lópezobradorista,  ya hasta perdieron el sentido del humor ante su amargura de lo poco probable de que tal hecho pueda ocurrir,  y han preferido patrocinar supuestas inconformidades sociales que son más falsas que un billete de treinta pesos. El ejército que es pueblo uniformado, también votó en su mayoría por un nuevo estilo de gobernar y también estaban fastidiados de los abusos, saqueos y de ser criados de sus nefastos y maléficos superiores. Y es que los nuevos mandos parecen estar convencidos de la reivindicación que necesita el ejército mexicano, el cual se había convertido en una simple agrupación de salvamento, y en policías en tiempo de guerra con funciones inconstitucionales. Los corruptos militares regularmente no tienen ambiciones roboempresariales, sus negocios  los hacen mediante el narcotráfico o prefieren saciar su sed de poder con privilegios y buena paga,  y anteriormente también les importaba el reconocimiento social en el mal sentido de la palabra. La guerra sucia, el abuso indígena y campesino, así como  la fábrica de pobres,  de muertos,  y desaparecidos en los sexenios pasados, y en los más recientes de los exjefes supremos de las fuerzas armadas que fueron Felipe Calderón y Enrique Peña,  son actos que requieren ser plenamente juzgados, y no se debe excluir de la investigación histórica y penal, a los exsecretarios de la Defensa Nacional y de la Marina; pero ante el ataque antiprogresista que tiene el actual gobierno, difícilmente se podrá llevar a prisión a los Galvanes o a los Cienfuegos, sí antes no se juzga en tribunales nacionales o internacionales y se encarcela a uno de losexpresidentes.Contrariamente, a la negación de que el ejército fuera investigado y supervisado por órganos internacionales y grupos de derechos humanos; actualmente el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas del país, está consciente, que investigar al ejército, no es una acción denigrante,  y que por el contrario, lo hace más confiable y lo engrandece.

El año pasado las vocerías gráficas disfrazadas de diarios informativos como EL UNIVERSAL, tan sólo le reconocieron  14.34 puntos de rating al primer grito de la independencia realizado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador en su transmisión televisiva; situación que aún así, resulta una teleaudiencia muy alta, pero nada comparada en número de  auditorio captado, con la que se hizo presente este año con más de 53 millones de receptores, al tratarse de una cadena nacional, de un evento que fue totalmente virtual y no presencial, y al consistir en un acto tradicional con un peso específico muy particular por el momento político y clínico-sanitario que estamos viviendo, independientemente,  de la alta aceptación que tiene el Presidente por parte del pueblo de México. Tal situación nos definen  acontecimientos de nación que dejan cada vez más en ridículo, a la minoría antiprogresista, que se disfraza de resistencia civil, y que solamente engaña ser masiva por la vía virtual, ante la dirección, siempre de los mismos apelantes y pasamemes,  a los que  ninguno de sus guisos con chile atorado, les resultan bien y a su favor.