sábado, 10 de octubre de 2020

REVOLUCION ELECTORERA Josè Angel Martìnez

 







ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- Se cumplieron  dos años de la revolución electorera  que ha llevado a la presidencia de la república a Andrés Manuel López Obrador, mediante un movimiento desde el entorno partidista con la participación votante del pueblo en apoyo a un sólo hombre más que a un sólo partido; que provocó el freno fraudulento  por parte del imperio internacional, aún ante la guerra sucia. Se cumplieron dos años de la verdadera caída del prigobierno y de sus partidos alternantes, basados en la imposición presidencialista criminóempresarial, que tanto se negó a morir en el 68, en el 71, en el 82, en el 85, en el 88, en el 2006 y en cada imposición sexenal y derrumbe económico, que mantuvo a México como el país con dominio electoral de mayor atraso, por arriba de los países socialistas y dictatoriales. La llegada de López Obrador a la presidencia de México, no es parte de una revolución ideológica ni política, ni tampoco de un voto de castigo como última escapatoria de una fábrica de pobres; sino que es producto de la plena confianza a un hombre con convicciones filosóficas y determinaciones antineoliberales que pueden provocar un cambio conductual y eliminación  de vicios con arraigo en el gobierno, pero sin los cambios políticos profundos que no bastan ser iniciativa de los que gobiernan sino por parte  de una acción fundamental de los que son gobernados. Se cumplen dos años de un enfrentamiento romántico pero efectivo, en contra de las viejas acciones de privilegios y de deslumbrón, que ahora  causan tantos dolores, hasta lo más íntimo del orificio del conducto digestivo, para quienes  con abusos tenían privilegios, para la prepotencia burocrática y para las empresas, asociaciones, fundaciones, agrupaciones y sindicatos chupapresupuestales y de quienes robaban con el pretexto de su labor social en favor de la niñez con cáncer, la mujer desprotegida, las víctimas del delito y hasta la mascota extraviada; así como para los aviadores y para las prostitutas, esposas y exesposas de los políticos y expolíticos. Han pasado dos años de elección y año y medio, de la exhibición oficial  del atraso periodístico, debido al  control de los medios públicos y de comunicación, ahora con el sepulcro de la propaganda oficial  pero el nacer de las  vengativas noticias no verificadas y dolosas que aparecen en las redes sociales, como una resistencia rabiosa por el freno del viejo gobierno, saqueador  del país. El lópezobradorismo está marcando tiempos inéditos, tiempos de desenmascarados, tiempos de evolución desmedida del poder ejecutivo federal en contraste al poder judicial y legislativo; tiempos de cumplimiento cabal de promesas de campaña con fidelidad a un proyecto de izquierda en base a la honestidad,  que tiene como prioridad, la reconstrucción de la vida pública del país, la defensa social, el apoyo a los pobres y la planeación de la autosuficiencia económica nacional, por medio de la inversión de infraestructura sin dominio privatizador, que ha causado tanta oposición, pero que también le ha brindado al Presidente, mayor número de aprobación que la cantidad de votos obtenidos para su victoria aplastante. Se cumplieron 730 días de vómito incontenible de los vividores del presupuesto del país, de los pseudoempresarios  -que no se han ido del pais- y de los estrategas privatizadores que se devoraron los recursos públicos de México; y cuya afectación nacional no se abatirá en un sexenio, pero que sí le facilita al pueblo mexicano, su rescate de valores mediante el ejemplo presidencial, y le otorga una llave inspiradora para la reivindicación del país, como principal responsabilidad del pueblo, como verdadero mandante  de su destino; que hasta ahora, no ha sabido que hacer,  ante la escoba que barre de arriba hacia abajo, cuando regularmente los cambios, se hacen de abajo hacia arriba.