ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- Los supuestos empresarios, que
son saqueadores disfrazados de hombres de negocios, y que tanto hablan de la
eficacia operativa o sino la renuncia de quién resulte inútil; ahora van de la exigencia hasta la súplica, para
que el gobierno les brinde préstamos a base de deuda pública y aplazamientos
fiscales, a quienes se les había olvidado pagar impuestos por políticas
neoliberales. Aquellos que calificaban a los programas sociales -(que ahora son
copiados hasta por los Estados Unidos)-, como una sobreprotección de quién
apodaban "papá gobierno" para descalificar sus verdaderas
funciones y razón de Estado, ahora se olvidan
de la independencia comercial, pese a tratarse de grupos con acciones
monopólicas, reunidos en una asociación de delincuentes de cuello blanco, que
han denominado: COPARMEX, mayor causante del subempleo más que del empleo en
México. El apetito acaparador voraz, en tiempos de crisis y de tragedias, como
la que estamos viviendo con el
COVID-19, y que nace de manera
incontenible del mal llamado sector empresarial, es una hambre que disfrazan
como una vocación de protección al empleo, que no es más que su deseo de
control de riqueza, y que se estampa ante
la política social del actual gobierno, que se inclina por la microempresa y el
sector pobre a quienes les han brindado, una serie de programas sociales, como
convicción de un nuevo modelo económico y no como una lucha social ganada, en
donde la base del proyecto, es el pago en efectivo, por lo que burla las
barreras de la manipulación partidista, de las asociaciones y fundaciones
fantasmas y de contramoral, y de los intermediarios parásitos de las
necesidades humanas. Aquellos que tajantemente argumentaban, que la
autosuficiencia económica radica en el esfuerzo y no en la petición al
gobierno; ahora se arrastran al suplicar manutención y protección a falta de
estrategias competitivas por sus costumbres monopólicas, con el reparto de la
riqueza nacional en particulares abusivos. Los supuestos líderes empresariales,
han comenzado a dar chillidos de perversidad y avaricia, de viva voz o mediante
sus voceros con micrófono, a diferencia
de los verdaderos emprendedores del arte o del periodismo independiente, que
siempre han encontrado salidas y soluciones propias, así como los millones de
mexicanos pobres, que han vivido en contingencia permanente desde hace más de
cuarenta años y sin apoyos fiscales, pero que ahora cuentan con un gobierno
democrático que tiene la alta responsabilidad de ser eficaz, aunque ya no sea
corrupto.