ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- Mientras que ni Rusia, ni China,
ni Cuba y ni Venezuela y ningún otro país han logrado alcanzar el comunismo;
existen quienes tiernamente afirman, que el Presidente de México, está llevando
al país a ser comunista, como segundo escalón del socialismo, cuando quien
emite tales opiniones, lo hace de manera dolosa corruptiva o por plena
ignorancia repetitiva. Solamente bajo un desvío intelectual se puede atacar lo
que se desconoce y defender a un sistema económico y político que ha tomado
tintes de un nuevo capitalismo salvaje. En un cambio de política económica y
social, resulta hasta obvio que los "malamente" beneficiados y los
corruptos, rechacen las nuevas directrices; pero resulta de suma ignorancia y
manipulación, que también exista resistencia por parte de los que han resultado
ser los más jodidos por tal modelo
asfixiante, o por quienes quieren aparentar pertenecer a una clase social que
no les corresponde o de la cual ilicitamente se han apoderado, bajo el engaño, que la reacción
antineoliberalista es una actitud de pobres o de comunistoides, ya que quien lo
piensa así; se exhibe tan ignorante y estúpido, como aquel que señalaba que el
coronavirus, era una enfermedad que solamente les daba a los ricos, cuando la
ideología no tiene clase social, y los movimientos revolucionarios han
requerido altos financiamientos. En el fondo la doctrina capitalista aumentada
al neoliberalismo y el socialismo, han resultado lo mismo y no han alcanzado
Estados exitosos y plenos, solamente que la difusión propagandista del
socialismo ha sido menos efectiva al estar basada en las aulas controladoras,
mientras que el neoliberalismo se ha basado en la comunicación masiva y en la
tentación a la imitación materialista. Tanto el socialismo como las bases
neoliberalistas limitan la propiedad privada, uno de manera legal y el otro de
manera económica, ambos implantan impuestos fuertemente progresistas con
exclusión de los apoderados, en ambos sistemas existe la concentración de los
medios de comunicación y del capital, y sobretodo, ninguno de los dos sistemas
sobresalta el talento laboral, y sí, la uniformidad productiva explotadora.
Ambos sistemas tratan de abolir los sueños personales por el mal entendido del
bien común o del individualismo. En conclusión, los sistemas de gobierno
han sido consecuencia de imposiciones aplastadoras como un
oportunismo a un enfrentamiento bélico o económico pero no ideológico, más bien
manipulador. Así es como México ha llegado al extremo de las desigualdades y de
la inmoralidad materialista confundida con progreso y actitud aspiraciónal
sana, por lo que ante tales circunstancias, es claro que resultan inoperantes,
los pueblos inquietos o los gobiernos cortoplacistas para poder adoptar una doctrina y mucho menos
alcanzar un valor humanista, sin embargo también es evidente, que la nueva
forma de gobernar que ha implantado el Presidente Andrés Manuel López Obrador,
sí ha venido a desenmascarar las dobles intenciones de quienes flotaban entre
la corrupción, y ha venido a sanear la actitud del poder presidencial que
estaba entre la prepotencia y la
acción servil al poder empresarial
saqueador, como principal culpable del monopolio y de la ausencia de la
competencia empresarial y crecimiento económico, actual objetivo distante, pero
al menos ya trazado.
En mi carrera en la abogacía, alguna vez fui defensor y
apoderado legal del IMSS, por lo que conozco las entrañas de tan importante y honorable
Institución, pero secuestrada por la
corrupción y el saqueo, al igual que todo el sector salud que fue abandonado en
sexenios anteriores y rematado con el tiro de gracia, al formar EL SEGURO
POPULAR, hoy en proceso lento de saneación por medio del INSABI. El modelo
económico neoliberalista llevó al sistema de salud hasta el extremo, con un
servicio deplorable en su primer nivel y con escasez de medicamentos, - aún ya
pagados-, con carencias semejantes a
Cuba o Venezuela. Resulta importante la acción decidida del gobierno
lópezobradorista por romper los vicios de corrupción en diferentes sectores,
incluyendo el médico, aunque tal determinación, pueda resultar catastrófica a
corto plazo y benéfica en el futuro inmediato, situación que se ha reflejado
con el alto índice de mortalidad de enfermos por coronavirus, pero no mayor,
que la mortalidad de diferentes enfermedades generales y de aquellas de alto
riesgo y de repetición masiva y crónicas degenerativas, con números altos de mortandad en los
sexenios de Peña, Calderón, Fox y de los que antecedieron, aunque ahora se
trate de confundir, como si anteriormente, hubiéramos tenido un sistema de
salud sólido y que el cambio de régimen lo hubiera abolido. El cambio de
proveedores medicinales que atendían a un pillaje entre funcionarios y
laboratorios particulares, el control de suministro de medicamentos y los
programas asistencialistas de propia mano y con dinero en efectivo, son
fortalezas para un sector salud que tal y como estaba, eran de las
instituciones que más necesitaban los mexicanos pero que a la vez, más querían
mandar al diablo. Por ahora, el gigante desmantelado no ha salido de la crisis
con todo y que ha respondido de manera aceptable ante la ocupación hospitalaria
en la pandemia del coronavirus, pero resulta claro que en su recuperación, se
tendrán que perder, desgraciadamente,
muchas más vidas de quienes resultan víctimas directas de un modelo
neoliberalista y altamente corruptivo, que es defendido por poderes fàcticos
que se están desmoronando, ante la necesidad de un cambio que se ha puesto en
marcha.