sábado, 10 de octubre de 2020

LO COMUN NO ES COMUNISMO Josè Angel Martìnez

 






ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- Mientras que ni Rusia, ni China, ni Cuba y ni Venezuela y ningún otro país han logrado alcanzar el comunismo; existen quienes tiernamente afirman, que el Presidente de México, está llevando al país a ser comunista, como segundo escalón del socialismo, cuando quien emite tales opiniones, lo hace de manera dolosa corruptiva o por plena ignorancia repetitiva. Solamente bajo un desvío intelectual se puede atacar lo que se desconoce y defender a un sistema económico y político que ha tomado tintes de un nuevo capitalismo salvaje. En un cambio de política económica y social, resulta hasta obvio que los "malamente" beneficiados y los corruptos, rechacen las nuevas directrices; pero resulta de suma ignorancia y manipulación, que también exista resistencia por parte de los que han resultado ser los más  jodidos por tal modelo asfixiante, o por quienes quieren aparentar pertenecer a una clase social que no les corresponde o de la cual ilicitamente se han apoderado,  bajo el engaño, que la reacción antineoliberalista es una actitud de pobres o de comunistoides, ya que quien lo piensa así; se exhibe tan ignorante y estúpido, como aquel que señalaba que el coronavirus, era una enfermedad que solamente les daba a los ricos, cuando la ideología no tiene clase social, y los movimientos revolucionarios han requerido altos financiamientos. En el fondo la doctrina capitalista aumentada al neoliberalismo y el socialismo, han resultado lo mismo y no han alcanzado Estados exitosos y plenos, solamente que la difusión propagandista del socialismo ha sido menos efectiva al estar basada en las aulas controladoras, mientras que el neoliberalismo se ha basado en la comunicación masiva y en la tentación a la imitación materialista. Tanto el socialismo como las bases neoliberalistas limitan la propiedad privada, uno de manera legal y el otro de manera económica, ambos implantan impuestos fuertemente progresistas con exclusión de los apoderados, en ambos sistemas existe la concentración de los medios de comunicación y del capital, y sobretodo, ninguno de los dos sistemas sobresalta el talento laboral, y sí, la uniformidad productiva explotadora. Ambos sistemas tratan de abolir los sueños personales por el mal entendido del bien común o del individualismo. En conclusión, los sistemas de gobierno    

han sido consecuencia de imposiciones aplastadoras como un oportunismo a un enfrentamiento bélico o económico pero no ideológico, más bien manipulador. Así es como México ha llegado al extremo de las desigualdades y de la inmoralidad materialista confundida con progreso y actitud aspiraciónal sana, por lo que ante tales circunstancias, es claro que resultan inoperantes, los pueblos  inquietos o los gobiernos  cortoplacistas  para poder adoptar una doctrina y mucho menos alcanzar un valor humanista, sin embargo también es evidente, que la nueva forma de gobernar que ha implantado el Presidente Andrés Manuel López Obrador, sí ha venido a desenmascarar las dobles intenciones de quienes flotaban entre la corrupción, y ha venido a sanear la actitud del poder presidencial que estaba entre la prepotencia  y la acción  servil al poder empresarial saqueador, como principal culpable del monopolio y de la ausencia de la competencia empresarial y crecimiento económico, actual objetivo distante, pero al menos ya trazado.

En mi carrera en la abogacía, alguna vez fui defensor y apoderado legal del IMSS, por lo que conozco las  entrañas de tan importante y honorable Institución,  pero secuestrada por la corrupción y el saqueo, al igual que todo el sector salud que fue abandonado en sexenios anteriores y rematado con el tiro de gracia, al formar EL SEGURO POPULAR, hoy en proceso lento de saneación por medio del INSABI. El modelo económico neoliberalista llevó al sistema de salud hasta el extremo, con un servicio deplorable en su primer nivel y con escasez de medicamentos, - aún ya pagados-, con carencias semejantes  a Cuba o Venezuela. Resulta importante la acción decidida del gobierno lópezobradorista por romper los vicios de corrupción en diferentes sectores, incluyendo el médico, aunque tal determinación, pueda resultar catastrófica a corto plazo y benéfica en el futuro inmediato, situación que se ha reflejado con el alto índice de mortalidad de enfermos por coronavirus, pero no mayor, que la mortalidad de diferentes enfermedades generales y de aquellas de alto riesgo y de repetición masiva y crónicas degenerativas,  con números altos de mortandad en los sexenios de Peña, Calderón, Fox y de los que antecedieron, aunque ahora se trate de confundir, como si anteriormente, hubiéramos tenido un sistema de salud sólido y que el cambio de régimen lo hubiera abolido. El cambio de proveedores medicinales que atendían a un pillaje entre funcionarios y laboratorios particulares, el control de suministro de medicamentos y los programas asistencialistas de propia mano y con dinero en efectivo, son fortalezas para un sector salud que tal y como estaba, eran de las instituciones que más necesitaban los mexicanos pero que a la vez, más querían mandar al diablo. Por ahora, el gigante desmantelado no ha salido de la crisis con todo y que ha respondido de manera aceptable ante la ocupación hospitalaria en la pandemia del coronavirus, pero resulta claro que en su recuperación, se tendrán que perder, desgraciadamente,  muchas más vidas de quienes resultan víctimas directas de un modelo neoliberalista y altamente corruptivo, que es defendido por poderes fàcticos que se están desmoronando, ante la necesidad de un cambio que se ha puesto en marcha.