sábado, 10 de octubre de 2020

FUERA MASCARAS Josè Angel Martìnez Jimènez

 







ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- Las razones son varias, y de mayor peso que los ataques que realizan los medios de comunicación a la orden del amo apoderado empresarial; pero no deja de ser sorprendente con todo ello, el alto índice de aceptación que mantiene Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República; y que de manera mayor, salta a la luz, cada que se organiza una marcha a pie o motorizada, para supuestamente recriminar sus acciones de gobierno, e incluso realizar protestas organizadas, en plena pandemia de Covid19, en donde las medidas sanitarias y la ayuda ciudadana, deberían ser la mayor y máxima prioridad. La crítica y confrontación de ideas con soluciones, fortalecen al sistema democrático y a las acciones de gobierno, pero no conductas apocadas, como lo son: las invasiones de fotofiguritas con insultos  para el Presidente de México  en los medios de enlace social,  y que quienes las producen,  se dicen ser la voz de las mayorías, pero que contrastan con las  paupérrimas reuniones de protesta que éstos organizan en las calles,  y con las cifras de aprobación en favor del mandatario, que han expuesto, hasta los medios de comunicación más mercaderes, - como  El Universal, Milenio o Reforma-, que le reconocen al Presidente,  un 55 por ciento de aprobación, que no llegaron a tener personajes  en su primer año y medio de gobierno,  como el caso de  Fox,  que del 62 por ciento de aceptación pasó al 32 o  Peña que del supuesto 56 pasó al 12, y el resto de los expresidentes que en un inicio, llegaban a lo que muchos analistas, llaman " su luna de miel", y que para el sexenio lópezobradorista, de plano parece, todo un concubinato. Hasta casas encuestadoras, serviles al saqueoempresarial del pasado, como lo es Mitofsky; han preferido concretarse en señalar  a Andrés Manuel López Obrador, como el político mexicano más importante de nuestro país, con tal  de evadir los cálculos que señalan al presidente, con porcentajes del 65 al 87 por ciento de aceptación. Mientras que López Obrador resulta de los mandatarios mejor calificados en el mundo, y que su gobierno es objeto de reconocimientos por parte de la Organización Mundial de la Salud, en plena crisis sanitaria; el mandatario no ha tenido el menor interés de gastar recursos públicos en propaganda para su gobierno, como lo hizo Salinas de Gortari, Felipe Calderón, Peña,  y politiqueros como Fernández de Cevallos,  Rosario Robles o Ricardo Anaya. La confrontación oponente -(que no existe en nuestro país por la recién reestructuración del orden de gobierno y quizá del Estado)-; y que en vez de ser perjudicial, lo que hace es fortalecer un sistema democrático sano; nada tiene en relación, con el grupo  de resistencia, minoritario pero poderoso,  que desea el regreso del sistema corrupto del pasado, que  fue quien atropelló la democracia, la economía, la política, y el aspecto social y cultural de nuestro país, y que ahora se aferra al saqueo de la patria, pero quienes insisten en su retorno; han quedado exhibidos y con el tiempo lo serán aún más, como bebedores de leche materna mala y de dudosa procedencia, principal causa  que los formó como inmorales y hoy frustrados saqueadores, que tratan de desestabilizar al país.

Había anfibios que croaban en contra de su mandatario, mientras los que querían beber corrupción del charco, decían que todo estaba de maravilla; pero llegó el día en que el grupo de tetrápodos protervos, perdieron el poder, por lo que comenzaron a querer salpicar al nuevo mandatario anfibio, de lo que  ellos ya estaban manchados, entonces cada quien con la forma de sus brincos, se hicieron fácil notar, quienes estaban listos y maduros para no dejarse influenciar, y poder ser una rana adulta; y quienes eran simples renacuajos.

Actuar sin pensar es tanto como pensar sin actuar; tal y como fue la conducta de los autonombrados líderes cineastas, quienes antes, tanto señalaban que las metas se logran por méritos propios, y que tanto criticaban al paternalismo del gobierno, que nos acostumbraba a no luchar por nuestros propios medios y en autonomía empresarial. Ahora resultó, que dichas voces fueron las que reclamaron la limosna subsidiaria de un fideicomiso inútil, establecido desde sexenios pasados, basado en una mala planeación,  lleno de corrupción, y sin que haya sido un factor determinante, para elevar el nivel del arte mexicano, ni tampoco un impulso para nuevos artistas emprendedores, ni un plan perfecto o eficaz para el triunfo de un mínimo de películas nacionales y de cineastas mexicanos en las sobrevaluadas premiaciones de Hollywood. Aún cuando todavía, no se había aprobado por el poder legislativo, la supuesta desaparición del Fidecine; ya estaban supuestas  "vacas sagradas" de nuestro cine, alzando la voz en defensa de un cofre del tesoro, que solo guardaba vidrios y no piedras preciosas, por lo que los demandantes al ser escuchados por el gobierno, sólo reclamaron la permanencia de un fideicomiso sin importantes efectos para nuestro cine, y se olvidaron de elaborar un pliego petitorio  de acciones en el cual es urgente que el gobierno actúe; y que deben consistir, desde la realización de un manual de procedimientos de las filmaciones para cuando se establezca la nueva normalidad y la manera de acceso a una sala de proyección cinematográfica; hasta una planeación a corto y  a largo plazo,  referente al impulso al cine de todo género, incluyendo al universitario; así como de la recuperación de Bellas Artes, y de la organización de un festival de cine en México, que busque ser competitivo y con intercambios importantes y de avanzada, sobretodo con el cine europeo, asiático y sudamericano. Mucho menos se demandó por parte de la comunidad cinematográfica, la eliminación de duopolios inconstitucionales,  como lo son Cinemex y  Cinépolis, que están encabezados por empresarios malandrines como los Fastlicht y los Alejandros Ramírez, quienes acobijan con mezquinos fines comerciales, a las carteleras extranjeras, mientras que amenazan y presionan la exhibición de cintas mexicanas, mediante una bomba de tiempo, consistente en que en un par de semanas tienen que ser un taquillazo  con  limitación de salas para su proyección o de inmediato son retiradas en sus cines. La unión y solidaridad de la comunidad cinematogràfica y actoral, no dejan de ser aplaudibles, en la defensa  de sus intereses y de aquellos que también son de beneficio colectivo; pero esto no implica, que se deba caer en la trampa de la manipulación de quienes aprovechan su buena fe, para un fin de golpeteo político, en donde a sabiendas de que el fideicomiso se ha renegociado, todavía en algunos medios de condicionamiento masivo, se insiste en el horror  y error de su desaparición; mientras que por otro lado, no existe esa unión artística, con reclamos airosos;  para defender  a una asociación actoral que ha sido amagada por un secretario general corrupto como Jesús Ochoa,  o la indiferencia del gremio,  por compañeros que se han muerto, por no contar con las medidas de protección necesarias y por realizar actividades que sobrepasan a la de un actor, en la grabación de una serie de Televisa, cuya responsabilidad también incluye a su sindicato y a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, en donde el cobarde silencio en contraste a los gritos desgastados en un fideicomiso; hacen de una injustificable tragedia; un hecho de menor relevancia y lo degradan hasta hacerlo una situación anecdótica para una televisora, que históricamente, también ha victimado al cine mexicano.