sábado, 10 de octubre de 2020

TABLA MEDIDORA Josè Angel Martìnez Jimènez

 











El gobernador de Michoacán  y de Nuevo León y el exjefe de la Ciudad de México, en las precampañas para las elecciones presidenciales del 2018, decían que AMLO  no era indestructible, y  hasta ahora se han tenido que tragar sus palabras con sopa fría. Por su parte, el Presidente del País está cumpliendo sus promesas de campaña, pero  decide entre la rifa del avión presidencial y las cartas de restauración, enviadas a  la Corona Española y al Vaticano;  darse tiempo para marcar la agenda pública mediática y  de  diviertirse de  sus  corruptos opositores. Primero retó a los antiprogresistas a que se tenía que legislar sobre la revocación del mandato presidencial  que  prometió como candidato, luego a que se pusiera en consideración su revocación para el 2021 y no para la mitad de su sexenio, y la semana pasada los retó a lo más fácil,  que llenaran el zócalo de la capital del país con al menos cien mil inconformes, para cumplir el capricho de no someterse a la revocación del mandato y simplemente renunciar como los temerosos quejosos ahora lo demandan de una manera inconstitucional, cuando en el fraude calderonista y peñista decían que la democracia había que respetarla y que se ganaba hasta con un solo voto;  pero  resulta,  que  los ridículos resistentes al régimen anterior, ni eso han logrado reunir. Y no pudieron forrar el zócalo, ni con sus campamentos con carpas vacías como estorbo visual, ni convocando a ultraextremistas, a pandilleros y a fanáticos religiosos entre otros. Mientras tanto y por otra parte,  la prensa más conservadora, le brinda a López entre un 55.6 y un 64.6  por ciento de aprobación como Presidente, que se confrontan ante cifras más creíbles que le otorgan números  del 79.4 por ciento de aprobación. Andrés Manuel, quien es el presidente con mayor número de votos a su favor en la historia electoral y contemporánea de México, con mayor número de votos que Vicente Fox en el 2000 y que José López Portillo en 1976  cuando fue el único candidato presidencial en lo que resultó una suspensión electoral en favor del PRIgobierno; también a nivel internacional,  es de los jefes de Estado mejor calificados, por arriba de la fama de Ángela Merker y del gobierno de los mandatarios de Rusia, de Estados Unidos y de Jair Bolsonaro de Brasil, y únicamente superado en primer lugar por Narendra Modo de la India y Scott Morrison de Australia, según los datos recabados del uno de enero al veinticuatro de septiembre del año en curso, por la vigilancia internacional de la casa  Morning Consulta, y que fue publicado en México por El Economista. Y es que, ni la cónyuge de Felipe Calderón de no haber desistido de su candidatura presidencial, junto con los votos del resto de los candidatos, hubieran podido superar los 30 millones, 110 mil, 237 votos en favor de López Obrador. Resulta cierto, que los antiprogresistas no podrían reunir en la Plaza de la Constitucion, a todos y cada uno de los que no votaron por López o de quienes están en contra de él, (y que se dice son  más de 10 millones, incluyendo los 4 millones de votantes  que se dividieron en su elección por Meade y por Anaya;  en un país  con más de 126 millones de mexicanos), pero el hecho de que no puedan llenar el zócalo ni con el número de personas  que acudían en las asambleas informativas menos llamativas del Lópezobradorismo, y en donde no  han querido  acudir ni los  acarreados ni las bases priprdpanistas, resulta una situación clara, no solamente de la popularidad  amlista sino del momento político de gala democrática y de cambio que vive el país, y que exhibe la desnutrida concurrencia de lo que era la cita más importante del antilópezobradorismo, pero  que también exhibe, una situación clara y contraria a la que los golpistas verbales a diario,  recitan en los medios masivos de la vocería empresarial, y  que no se atreven ni a televisar tan despobladas protestas que será la peor de las lamentaciones y de los sufrimientos para quienes desean  despojar de la silla presidencial al mandatario más popular,  más apoyado  y más aceptado por el pueblo de Mexico y reconocido por la norteamérica derechista y la sudamérica más izquierdista, lo mismo por Venezuela, Rusia, China o Cuba que por Canadá, Estados Unidos, Alemania, y el resto del mundo.